Muros y Leyendas: Gales y sus Castillos Imperdibles


Gales es una tierra mágica, un lugar donde la naturaleza salvaje se funde con una historia milenaria hecha de leyendas, batallas y cultura.

Cuando se piensa en Gales, a menudo se imaginan colinas verdes, castillos de cuento y un pueblo orgulloso que conserva celosamente sus tradiciones. Y no es casualidad: esta región es una de las más ricas en patrimonio histórico y cultural del Reino Unido, y sus castillos están entre los más impresionantes y evocadores que se pueden visitar en Europa.

Visitar Gales significa sumergirse en un relato vivo, hecho de piedra, murallas almenadas y torres que parecen desafiar al tiempo. Estos castillos no son solo monumentos: son símbolos de una identidad forjada entre los desafíos de pueblos y dinastías, entre invasiones y rebeliones, entre el deseo de autonomía y la voluntad de proteger su tierra. Más de 400 castillos esparcidos por un territorio relativamente pequeño hacen de Gales un auténtico museo al aire libre. La variedad y calidad de estas fortalezas son sorprendentes: desde ruinas envueltas en silencio, hasta imponentes construcciones medievales perfectamente conservadas, pasando por residencias aristocráticas transformadas a lo largo de los siglos en suntuosos palacios.

Emprender un viaje en busca de los castillos galeses es mucho más que seguir un itinerario turístico. Es un recorrido por el corazón de la historia británica, pero también una oportunidad magnífica para descubrir paisajes de una belleza incomparable, con costas salvajes, valles verdes y montañas imponentes. Es una invitación a caminar por senderos ocultos, a perderse en pueblos que conservan la atmósfera de antaño y a dejarse cautivar por un patrimonio que habla de poesía, valentía y resistencia.

Uno de los castillos más emblemáticos para comprender el alma cultural de Gales es, sin duda, Cardigan Castle. Construido originalmente en piedra por el señor Rhys, el soberano galés más poderoso del siglo XII, Cardigan es también el lugar donde nació la tradición del National Eisteddfod, el gran festival de música y poesía que aún hoy representa el corazón palpitante de la cultura galesa. En 1176, Lord Rhys reunió a artistas y poetas en este castillo para celebrar la finalización de sus murallas de piedra. Hoy, Cardigan es un lugar donde la historia se renueva cada día, con exposiciones interactivas que narran su milenaria trayectoria, un restaurante con vistas al río Teifi y jardines colgantes que encantan con más de 130 variedades de plantas. Pasear por sus senderos es tocar con la mano la vitalidad de una tradición que sigue viva, en una armonía perfecta entre pasado y presente.

Continuando el viaje, se llega al Castillo de Dinefwr, que durante siglos fue el corazón del Reino de Deheubarth, una de las entidades políticas más importantes del Gales medieval. Aquí reinó Hywel Dda, conocido como “Hywel el Bueno”, el primer monarca que codificó las leyes galesas, un sistema jurídico profundamente arraigado en las tradiciones locales. Las ruinas del castillo se encuentran en una reserva natural, donde la naturaleza intacta enmarca un patrimonio histórico de enorme valor. Desde lo alto de sus murallas, la vista se abre sobre el valle del Tywi, ofreciendo una experiencia de paz y contemplación. Cerca se encuentra también una casa señorial del siglo XVII, gestionada por el National Trust, que permite al visitante sumergirse en la atmósfera de una época posterior, cuando la vida aristocrática se mezclaba con las costumbres locales.

En el norte, dentro del Parque Nacional de Snowdonia, el Castell y Bere cuenta una historia de frontera y resistencia. Fue construido por Llywelyn el Grande, uno de los mayores soberanos galeses, que buscó unificar el país en el siglo XIII. Este castillo era un puesto avanzado estratégico que protegía su principado de invasores y enemigos. Hoy, sus ruinas descansan en un valle sereno a los pies de la montaña Cader Idris, creando una atmósfera suspendida en el tiempo, perfecta para los amantes de la historia y la naturaleza. El paisaje circundante es impresionante, con colinas onduladas, bosques y arroyos que invitan a recorrerlo en largas caminatas.

En el suroeste, el Carew Castle representa otro ejemplo extraordinario de cómo el pasado puede contar historias de vida, amor y poder. Este castillo, situado a orillas de un molino de marea, está vinculado a la figura de Nest, una mujer famosa no solo por su belleza, sino también por su influencia política y social en la Edad Media. Nest tuvo numerosos hijos de distintas relaciones, y se dice que muchas familias nobles europeas descienden de ella, entre ellas —según algunas leyendas— George Washington y la princesa Diana. El castillo, con sus torres redondeadas y amplios patios, está envuelto en una atmósfera romántica, ideal para quienes buscan una experiencia que combine historia y belleza paisajística.

Otro tesoro arquitectónico es el Powis Castle, que con sus jardines en terrazas es una de las residencias más fascinantes de Gales. Sus orígenes se remontan al siglo XIII, pero su esplendor actual es fruto del trabajo de la familia Herbert, que en el siglo XVI lo transformó en un palacio decorado con pinturas, tapices y mobiliario de época. Sus jardines, cuidados con esmero, son un oasis de tranquilidad y belleza, con terrazas que ofrecen vistas espectaculares sobre los valles. Aquí, historia y naturaleza se funden en equilibrio perfecto, haciendo de Powis un destino ideal para familias, amantes del arte y de la naturaleza.

El Castillo de Laugharne, en Carmarthenshire, tiene una historia singular y fascinante. Ha sido testigo de siglos de conflictos y transformaciones, pero también está ligado a grandes figuras culturales. El poeta Dylan Thomas pasó largas temporadas en Laugharne, y se dice que la atmósfera del lugar inspiró algunas de sus obras más célebres. El castillo es un monumento a las luchas que marcaron la historia galesa, habiendo resistido numerosos asedios y batallas. Sus ruinas evocan un aire romántico y melancólico, mientras que sus jardines victorianos ofrecen una pausa apacible en plena naturaleza.

En el corazón de la capital, Cardiff Castle se alza como un monumento que narra siglos de historia. Sus cimientos se remontan a la época romana, pero la estructura actual refleja sobre todo las transformaciones del siglo XIX llevadas a cabo por el riquísimo Marqués de Bute. Su pasión por la arquitectura y el arte transformó el castillo en una espléndida residencia neogótica, con interiores suntuosos y una decoración exquisita. Cardiff Castle es un emblema de la ciudad y un lugar donde el pasado se encuentra con el presente, ofreciendo una experiencia única entre historia, arte y cultura.

Quien desee admirar la fortaleza medieval más grande de Gales debe visitar el Castillo de Caerphilly. Construido en el siglo XIII para consolidar el control normando en la región, es famoso por sus imponentes murallas y su avanzado sistema de defensas acuáticas. Además de su grandiosidad arquitectónica, Caerphilly ofrece experiencias interactivas para familias y niños, con recreaciones de armas medievales y la famosa “cueva del dragón”, donde figuras animatrónicas fascinan a los más pequeños. El Castillo de Chepstow, situado en la frontera con Inglaterra, es otro destacado ejemplo de arquitectura normanda. Fundado poco después de la conquista normanda, es célebre por tener la puerta de madera más antigua de Europa aún existente. Sus murallas se extienden a lo largo de una cresta rocosa con vistas al río Wye, ofreciendo un panorama espectacular y una atmósfera de frontera entre dos culturas.

En Conwy se encuentra uno de los castillos mejor conservados de toda Europa. Diseñado por James of St George, el arquitecto de la corte de Eduardo I, es una obra maestra de la ingeniería medieval. Sus ocho torres, sus imponentes murallas y sus estancias reales perfectamente conservadas permiten imaginar la vida cortesana del siglo XIII. El castillo domina la ciudad y el río, ofreciendo vistas magníficas y una experiencia histórica incomparable. No se puede hablar de castillos galeses sin mencionar Caernarfon, símbolo de poder y prestigio. La construcción de este imponente castillo duró casi cincuenta años y costó una fortuna, pero valió la pena: es una joya de la arquitectura militar y simbólica, diseñada para impresionar y dominar. Aquí nació Eduardo II, el primer Príncipe de Gales, título que hoy ostenta el heredero al trono británico. Sus torres poligonales y la piedra coloreada lo convierten en un monumento único, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO junto con otros castillos de Eduardo I.

Por último, el Castillo de Harlech, encaramado sobre un acantilado que mira al océano, es uno de los símbolos más poderosos de la resistencia galesa. Fue residencia de Owain Glyndŵr, el legendario líder de la última gran revuelta galesa contra la ocupación inglesa. Su historia épica, llena de heroísmo y lucha, se celebra en la canción tradicional Men of Harlech. El castillo resistió uno de los asedios más largos de la historia británica y hoy es testimonio de la tenacidad y el orgullo del pueblo galés.

En conclusión, Gales es un destino que sorprende por la riqueza de su patrimonio histórico y cultural, pero también por su capacidad de hacer que el pasado cobre vida de manera auténtica y envolvente. Cada castillo es una invitación a descubrir un fragmento de historia, a sumergirse en paisajes de ensueño y a conocer a un pueblo orgulloso de sus raíces. Ya sea amante de la historia, de la naturaleza o simplemente un viajero curioso, Gales y sus castillos le recibirán con su magia y su encanto atemporal. Un viaje a Gales no es solo unas vacaciones: es una experiencia emocionante, un recorrido entre piedras milenarias, leyendas de héroes y paisajes de postal que permanecen en el corazón y el alma de quien los vive.

No se pierda novedades, actualizaciones y reseñas sobre el mundo de los cruceros en Cruising Journal.

Giorgia Lombardo

Comentarios