La amenaza de la Legionella a bordo de los barcos
Los cruceros enfrentan desafíos complejos en la gestión de la calidad del agua, que requieren una atención meticulosa para prevenir la propagación de la Legionella y otras enfermedades transmitidas por el agua. Con un aumento global de los casos de Legionella, Greg Rankin, CEO de Hydrosense, explica cómo los operadores de cruceros pueden adoptar un enfoque proactivo para proteger los sistemas de agua a bordo y garantizar la seguridad de los pasajeros en el mar.
Está ampliamente documentado que la industria de cruceros está experimentando un auge sin precedentes. Aumenta el número de pasajeros, los barcos se vuelven cada vez más grandes y sofisticados, y los operadores aceleran las operaciones para satisfacer la demanda, con tiempos de rotación más rápidos e itinerarios completamente reservados. Sin embargo, en esta emocionante trayectoria de crecimiento, se esconde una amenaza silenciosa pero extremadamente seria: el riesgo creciente de Legionella.
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Una tormenta perfecta
La Legionella, una bacteria potencialmente mortal que prolifera en sistemas de agua caliente y puede causar una grave forma de neumonía conocida como enfermedad del legionario, no es una novedad para quienes gestionan cruceros. Los barcos, verdaderos “centros habitados flotantes”, requieren sistemas complejos de agua para distribuir agua caliente y fría en miles de camarotes y áreas públicas, mientras que piscinas, spas y sistemas HVAC deben funcionar las 24 horas del día.
La novedad hoy radica en la magnitud del problema. A nivel global, los casos de Legionella están aumentando rápidamente debido al calentamiento climático, patrones meteorológicos cambiantes y sistemas de agua cada vez más complejos que favorecen la proliferación de la bacteria. Solo en Estados Unidos, la incidencia de la legionelosis ha aumentado cerca del 1000% en las últimas dos décadas.
Es importante destacar que el riesgo creciente de Legionella suele ser mayor en los cruceros que en otras instalaciones de gran escala, debido a una combinación única de factores. En primer lugar, el tamaño de los sistemas de agua a bordo, la demanda constante de agua caliente y fría, y la dependencia de fuentes de agua globales heterogéneas contribuyen a un perfil de riesgo mucho más complejo que el que se encuentra en tierra firme. Además, cuando el agua se obtiene en puertos de diferentes partes del mundo, puede presentar niveles variables de tratamiento y calidad, lo que ofrece nuevas oportunidades para que las bacterias entren en los sistemas hídricos del barco. Una vez asentada, la Legionella puede proliferar en biofilms presentes dentro de tuberías y tanques, lo que hace que su eliminación sea un desafío significativo.
Asimismo, las bañeras de hidromasaje y los spas, elementos comunes en los modernos cruceros, son particularmente vulnerables, ya que contienen agua caliente y aireada, condiciones ideales para el crecimiento de la Legionella, y requieren monitoreo y desinfección regulares para mantenerse seguros.
Este riesgo se amplifica aún más por la demografía de los pasajeros. Las personas mayores de 45 años son especialmente susceptibles a la enfermedad del legionario y, considerando que la edad media de los cruceristas ronda los 55 años, con muchos viajeros mayores que eligen itinerarios más largos, la amenaza se vuelve aún más relevante.
A esto se suma una reciente serie de brotes de Legionella a bordo de cruceros — incluyendo la investigación realizada por los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) entre 2022 y 2024, que identificó 12 casos de enfermedad del legionario en dos barcos, diez de los cuales requirieron hospitalización — evidenciando que mejorar la seguridad contra la Legionella es una prioridad absoluta para un sector de alto riesgo como el de los cruceros.
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Explorando nuevas fronteras en las pruebas
Para enfrentar este problema, la mayoría de los operadores de cruceros implementan programas completos de gestión del agua, diseñados para controlar proactivamente el riesgo de Legionella. Estos programas suelen incluir monitoreo regular, mantenimiento y la aplicación de medidas preventivas como la desinfección térmica o química, para minimizar la proliferación bacteriana.
Las pruebas de laboratorio regulares suelen formar parte de este proceso y también son recomendadas por las directrices internacionales. La Guía de Saneamiento de Buques de la Organización Mundial de la Salud (3ª edición), por ejemplo, destaca que las pruebas para Legionella son altamente especializadas y requieren personal de laboratorio experto, razón por la cual normalmente no las realiza la tripulación durante la navegación.
Sin embargo, según nuestra experiencia, las pruebas de Legionella no tienen por qué ser necesariamente tan complejas. Existe una oportunidad real para elevar el nivel de seguridad adoptando un régimen de pruebas más dinámico — que comience con pruebas rápidas y rutinarias directamente a bordo. La realidad es que los cruceros representan entornos particularmente complejos y en constante evolución. Las pruebas tradicionales de laboratorio pueden tardar hasta diez días en proporcionar resultados y, durante ese tiempo, pasajeros y tripulación están expuestos a un riesgo evitable. Además, las muestras de agua pueden deteriorarse durante el transporte, matando la Legionella y causando falsos negativos. Las pruebas tradicionales tampoco detectan la Legionella en el estado denominado Viable but Non-Culturable (VBNC), es decir, bacterias dormidas pero aún peligrosas, que pueden reactivarse e infectar las células pulmonares humanas. Esto significa que un resultado aparentemente “negativo” puede generar una falsa sensación de seguridad, que luego se desmiente con pruebas posteriores que revelan la verdadera presencia de la bacteria.
Los kits de nueva generación para pruebas rápidas están diseñados para superar estas limitaciones. Son capaces de detectar la presencia de Legionella en solo 25 minutos y son extremadamente precisos en identificar Legionella pneumophila, la especie más comúnmente asociada con brotes de la enfermedad del legionario. Detectar la bacteria tan rápido permite a los operadores intervenir de inmediato, reduciendo significativamente el riesgo de exposición e infección. Este enfoque no solo minimiza los riesgos durante las operaciones diarias, sino que también proporciona datos valiosos para evaluaciones continuas de riesgo, al tiempo que ofrece mayor tranquilidad a operadores, tripulación y pasajeros.
Es fundamental recordar también que los cruceros son entornos dinámicos, donde factores como nuevas fuentes de agua, condiciones meteorológicas variables y fluctuaciones en la demanda de pasajeros pueden afectar la estabilidad de los sistemas hídricos. Gracias a las pruebas rápidas, los operadores pueden monitorear más frecuentemente estos riesgos cambiantes y adaptar sus respuestas en tiempo real, dondequiera que estén en el mundo.
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Más seguridad en el mar
Con el crecimiento del sector de cruceros, también aumenta la responsabilidad en la gestión del riesgo de Legionella. Las pruebas rápidas realizadas directamente a bordo ofrecen a los operadores la rapidez y confiabilidad necesarias para proteger pasajeros, tripulación y reputación — contribuyendo a garantizar que cada viaje sea seguro y memorable por las razones correctas.
Para más información, visita: https://hydrosense-legionella.com/
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