Punta Arenas: Donde Comienza la Aventura
Puerta austral de Chile, frente al mítico Estrecho de Magallanes, Punta Arenas es mucho más que una escala para los cruceros de expedición. Es un lugar que captura el alma de la exploración: entre cultura multicultural, fauna única, paisajes remotos y sabores intensos.
Aquí, en los confines del mundo, el extremo sur se convierte en un punto de partida. Punta Arenas marca a menudo el comienzo —o el final— de un itinerario hacia la Antártida o la Patagonia austral. Ubicada a más de 3.000 km de Santiago de Chile, es la ciudad más austral del país en el continente, y una de las más aisladas del mundo.
Mirador Cerro La Cruz
Fundada en 1848 como colonia penal, Punta Arenas vivió un notable auge entre finales del siglo XIX y principios del XX, cuando se convirtió en un cruce clave del comercio marítimo y en un polo de producción lanar. Testimonio de esta época son los elegantes edificios de época que aún decoran el centro, un patrimonio que narra la herencia de inmigrantes europeos —sobre todo croatas, escoceses y alemanes— que dejaron aquí una huella profunda.
La mejor forma de comenzar la exploración de Punta Arenas es subir al Mirador Cerro La Cruz. Desde este mirador, fácilmente accesible a pie desde el centro histórico, se disfruta de una vista inigualable de la ciudad, el puerto y el Estrecho de Magallanes, cuyas aguas oscuras parecen trazar una frontera entre mundos. La mirada se pierde hacia el infinito austral, donde los cruceros aparecen como diminutos puntos que se dirigen hacia la Antártida. Es un excelente punto para orientarse, tomar fotografías y saborear la atmósfera particular de Punta Arenas, suspendida entre viento, cielo y mar.
La ciudad ofrece varios museos interesantes para quienes desean profundizar en la cultura y la historia de la región. El más conocido es el Museo Salesiano Maggiorino Borgatello, con colecciones que van desde la fauna local hasta la vida de los pueblos originarios como los Yámana, Kawésqar y Ona. Una experiencia sorprendente es la visita al Museo Nao Victoria, situado a las afueras de la ciudad. Allí, en un astillero-museo al aire libre, se encuentran réplicas a escala real de la Nao Victoria de Magallanes, el Beagle de Darwin y otros veleros históricos. Es un viaje en el tiempo que emociona tanto a adultos como a niños, evocando el espíritu de descubrimiento de los modernos cruceros de expedición.
También el paladar encuentra en Punta Arenas su propio terreno de exploración. La cocina patagónica es sencilla, alimentada por ingredientes salvajes y de calidad: el cordero criado en las ventosas estepas, los mariscos del frío Pacífico, los frutos nativos como el calafate. La especialidad más icónica es el asado de cordero al palo, cordero cocinado lentamente en parrillas verticales junto al fuego, a menudo servido al aire libre en restaurantes rústicos o estancias locales. Pero también son imperdibles las centollas (cangrejos reales), servidas en sopas cremosas o platos principales, y el congrio, un pescado blanco de carne delicada. No debe faltar una visita a la Cervecería Austral, fundada en 1896, que ofrece algunas de las cervezas artesanales más apreciadas de Chile. Para el postre, prueba una torta de calafate acompañada de un té caliente o un mate: según la leyenda, quien prueba el calafate volverá a la Patagonia.
Magdalena Island
Magdalena Island
El entorno que rodea a Punta Arenas es sin duda uno de los más remotos y sugestivos del planeta. En pocas horas se puede pasar de un paseo urbano al encuentro con una colonia de pingüinos o a una excursión entre glaciares.
Una de las excursiones más emocionantes desde Punta Arenas es hacia la Isla Magdalena, en el corazón del Estrecho de Magallanes. A unas dos horas de navegación desde el muelle Tres Puentes, la isla forma parte del Monumento Natural Los Pingüinos y alberga una de las colonias de pingüinos de Magallanes más grandes de Sudamérica. Durante la temporada estival (de noviembre a marzo), más de 120.000 pingüinos llegan a nidificar. La visita se realiza por un sendero delimitado, respetando a la fauna: los pingüinos caminan libremente junto a los visitantes, curiosos pero nunca asustados. La presencia de gaviotas, cormoranes y ocasionales lobos marinos enriquece el espectáculo natural. La travesía en sí es parte de la experiencia: a menudo se avistan delfines, albatros e incluso calderones durante el trayecto.
Menos conocido pero igualmente fascinante, el Seno Otway es una ensenada costera a unos 65 km de Punta Arenas, accesible por tierra. Allí también es posible observar una colonia de pingüinos de Magallanes, más pequeña que la de Isla Magdalena, pero inmersa en un entorno natural aún más salvaje y silencioso. El sendero a pie hasta la playa atraviesa turberas y paisajes abiertos típicos de la estepa patagónica. Es un destino perfecto para quienes buscan una experiencia más íntima y menos turística, o para quienes tienen poco tiempo.
A unas 3 horas por carretera hacia el norte se extiende el Parque Nacional Torres del Paine, uno de los parques naturales más espectaculares del mundo y destino icónico de la Patagonia chilena. Algunos cruceros de expedición ofrecen excursiones de un día al parque desde Punta Arenas o Puerto Natales, con traslados terrestres y guías expertos. Las protagonistas absolutas son las Torres, tres agujas de granito que se elevan verticales sobre lagos glaciares y valles. Pero el parque también es hogar de guanacos, cóndores, zorros grises y, con un poco de suerte, del misterioso puma patagónico. Para quienes disponen de más tiempo, existen rutas de trekking icónicas, así como excursiones en vehículos 4×4, paseos en kayak o caminatas cortas alrededor del Lago Grey y el Salto Grande. Cada rincón del parque ofrece panoramas impresionantes.
Totalmente distinto pero increíblemente sugestivo es el Parque Nacional Pali Aike, a unas 2 horas en coche desde Punta Arenas, cerca de la frontera con Argentina. Este lugar remoto suele quedar fuera de los circuitos turísticos, pero es una joya geológica y cultural. Pali Aike —que significa “lugar desolado” en lengua aonikenk— es un vasto paisaje volcánico, salpicado de cráteres extinguidos, lava solidificada y formaciones rocosas que parecen de otro planeta. Aquí se han hallado algunos de los restos arqueológicos más antiguos de Sudamérica, con asentamientos que datan de hace más de 11.000 años. Caminar entre los cráteres del Volcán Pali Aike u observar los paisajes lunares en total soledad es una experiencia casi mística, ideal para los espíritus más aventureros.
Las_Torres_del_Paine
Pali alike
Todo en Punta Arenas está marcado por un sentido de extremo: el clima, el paisaje, la luz que cambia rápidamente, el viento que nunca cesa. Y sin embargo, esta ciudad sabe acoger con calidez. Sus calles amplias y ordenadas, los cafés con atmósfera de otra época, las librerías dedicadas a la Antártida y la Patagonia, las galerías de arte y los murales que decoran las fachadas: cada detalle cuenta una ciudad viva, curiosa, nunca banal.
A menudo vista solo como punto de partida hacia destinos más remotos, Punta Arenas merece una atención más profunda. La ciudad combina una oferta rica en historia, naturaleza y cultura, siendo fácil de recorrer e idealmente ubicada en las rutas de los cruceros de expedición. Aquí, el viajero tiene la oportunidad de sumergirse desde el principio en el entorno único de la Patagonia: descubrir culturas originarias y asentamientos históricos, saborear productos típicos locales, observar de cerca la fauna característica y comprender mejor la extraordinaria geografía de esta región.
No te pierdas novedades, actualizaciones y reseñas sobre el mundo de los cruceros en Cruising Journal.