Emerald Cruises: viaje al corazón del Egeo


Emerald Cruises propone para 2026 un crucero exclusivo entre Estambul y Atenas: ocho días en los que los huéspedes tendrán la posibilidad de recorrer lugares cargados de historia, explorar yacimientos arqueológicos legendarios, admirar paisajes marinos espectaculares y descubrir tradiciones auténticas, todo con la comodidad de una navegación íntima y relajada. 

El viaje comienza en la legendaria Estambul, ciudad suspendida entre dos continentes y mil épocas históricas. Incluso antes de zarpar, el tiempo pasado aquí es un anticipo de la riqueza cultural que espera a los pasajeros en los días siguientes. Pasear por bazares perfumados de especias, admirar las cúpulas de la Mezquita Azul y las majestuosas salas de Santa Sofía, saborear una cena con vistas al Bósforo: todo contribuye a que la partida sea un momento lleno de emoción. 

Al cruzar el estrecho de los Dardanelos se llega a Kepez, una localidad costera de belleza auténtica. Rodeada de bosques verdes y senderos panorámicos, esta ciudad ofrece una pausa revitalizante, ideal para quienes buscan un día activo con paseos en bicicleta, caminatas o simplemente relajarse en playas tranquilas. 

Kepez sorprende con su ritmo pausado, alejado de las rutas turísticas más transitadas, e invita a reducir la marcha para disfrutar plenamente de la naturaleza que la rodea. Quienes deseen sumergirse en la cultura local pueden descubrir las tradiciones gastronómicas de la región, con platos de pescado fresco y los sabores especiados de la cocina de Anatolia. 

La navegación continúa hacia Kusadasi, renombrada localidad costera del Egeo turco. Pero detrás de sus playas doradas y coloridos mercados, esta ciudad alberga un alma profundamente histórica. A pocos kilómetros se encuentra la antigua Éfeso, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del mundo. Caminar por la calle de los Curetes, admirar la Biblioteca de Celso e imaginar la vida cotidiana de la antigüedad es una experiencia inolvidable. 

Las excursiones organizadas permiten explorar a fondo este patrimonio de la UNESCO, acompañados por guías expertos que hacen que la visita sea aún más enriquecedora. De regreso a Kusadasi, las callejuelas invitan a perderse entre talleres artesanales, restaurantes tradicionales y puestas de sol que tiñen de oro el puerto. 

Desde el corazón de Turquía, la travesía continúa hacia el mundo encantado de las islas griegas, comenzando por Patmos, un lugar de gran serenidad y espiritualidad. Lejos del turismo masivo, esta isla conserva un ambiente recogido y místico. Aquí, la tradición cristiana se entrelaza con una belleza natural aún intacta. 

La excursión al Monasterio de San Juan el Teólogo, que domina la colina de Chora, ofrece una vista impresionante del Egeo. Muy cerca se encuentra la Gruta del Apocalipsis, que guarda la memoria del momento en que, según la tradición, San Juan recibió la revelación del Apocalipsis. Pero Patmos no es solo historia sagrada: las tabernas junto al mar sirven deliciosos platos de pescado, las playas tranquilas invitan al baño y las callejuelas del centro cuentan historias de un pasado todavía presente. 

Delos, siguiente parada, es uno de los destinos más fascinantes desde el punto de vista arqueológico. Este pequeño islote en el corazón de las Cícladas, sin habitantes permanentes, es un museo al aire libre. Según la mitología griega, aquí nacieron Apolo y Artemisa, hijos de Zeus y Leto. Las ruinas del santuario de Apolo, los leones de mármol alineados a lo largo de la vía sagrada, las casas decoradas con frescos y los templos repartidos por la isla convierten la visita en un auténtico viaje a la antigüedad clásica. 

Tras la excursión a Delos, el día continúa en Mykonos, símbolo de la Grecia más icónica y cosmopolita. Las casitas blancas con puertas y ventanas azules, las callejuelas empedradas del centro, los molinos de viento que se asoman al mar: cada rincón de la isla es digno de una postal. No faltan boutiques de moda, restaurantes elegantes y playas con todos los servicios para quienes desean terminar el día con un toque de glamour. 

La llegada a Santorini, prevista para el sexto día de navegación, es un verdadero espectáculo visual. Sus acantilados oscuros, formados por antiguas erupciones volcánicas, se alzan en vertical sobre el mar, y sobre ellos se asientan pueblos de casas blancas y cúpulas azules, en un contraste cromático impresionante. Fira y Oia son las dos localidades principales, ambas accesibles mediante excursiones organizadas, y ofrecen vistas inolvidables, museos, iglesias bizantinas y panorámicas espectaculares de la caldera. 

La fama de Santorini también se debe a sus célebres atardeceres, que atraen a visitantes de todo el mundo para presenciar el espectáculo del sol hundiéndose en el Egeo y tiñendo el cielo de naranja y rojo fuego. Las playas volcánicas, los viñedos en terrazas y la cocina sofisticada completan el cuadro de una de las islas más queridas del planeta. 

Milos, en cambio, es un descubrimiento sorprendente, una joya todavía poco conocida en comparación con otras islas griegas. Apodada “la isla de los colores”, destaca por sus formaciones rocosas esculpidas por el viento y el agua, que crean paisajes lunares, calas secretas y grutas marinas por descubrir. El contraste entre las rocas multicolores y las aguas cristalinas es simplemente deslumbrante. Aquí, cada playa tiene su personalidad: desde Sarakiniko, con sus rocas blancas parecidas a un manto de nieve, hasta Kleftiko, accesible solo por mar, donde los acantilados forman arcos y cuevas ideales para hacer snorkel. 

Milos es también la cuna de la famosa estatua de Afrodita, la Venus de Milo, actualmente en el Louvre, pero aún muy ligada a la identidad de la isla. Pasear por los pueblos de pescadores como Klima, con sus casitas de puertas de colores, es respirar la autenticidad de una Grecia que se resiste al paso del tiempo. 

El viaje concluye en Atenas, cuna de la civilización occidental. Tras varios días de inmersión en el azul del mar y la serenidad de las islas, volver al bullicio de la capital griega es una despedida intensa. 

Aquí, la Acrópolis se alza majestuosa sobre la ciudad, testigo de siglos de historia y cultura. Pasear entre las ruinas del Partenón, recorrer los barrios de Plaka y Monastiraki, o visitar el Museo de la Acrópolis son experiencias imperdibles para quien desee despedirse de Grecia con la sensación de haber tocado su alma. 

Un recorrido entre emoción, cultura y belleza: con Emerald Cruises, cada etapa de este espléndido itinerario es una ventana abierta al pasado y al presente del Mediterráneo. A bordo del yate, entre confort, alta gastronomía y un servicio atento, los pasajeros emprenden un viaje que va mucho más allá de un simple crucero. 

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Mara Di Dio

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