El regreso del histórico Harald Jarl
En 2025, el Serenissima reemplazará al histórico Nordstjernen en los viajes cortos al archipiélago de Svalbard, hasta ahora operados por Hurtigruten Svalbard. ¿Una debutante? No exactamente.
A finales de septiembre, el nombre del Serenissima apareció por primera vez en el sitio web de Hurtigruten Svalbard. En 2025 ofrecerá cruceros cortos de tres y cuatro días en el archipiélago de Svalbard, tal como lo hacía antes el Nordstjernen, que sin embargo ya no está autorizado debido a nuevas normativas. El sitio enumera 34 salidas, con una temporada que va del 14 de mayo al 11 de septiembre. Pero, ¿qué barco se esconde detrás del nombre Serenissima?
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Al igual que el Nordstjernen, el Serenissima también es un antiguo barco postal de Hurtigruten, y por tanto regresa —aunque por caminos indirectos— a su antiguo empleador. Bajo el nombre de Harald Jarl, navegó durante nada menos que 41 años, desde 1960 hasta 2001, por la famosa ruta costera noruega. Posteriormente, tras una remodelación, inició una segunda vida como crucero “boutique”: primero con el nombre Andrea (2002–2009), luego, tras una modernización adicional, como Serenissima (2013–2019). Operadores conocidos como Noble Caledonia y Peregrine Travel lo incluían en sus programas. Sin embargo, con la pandemia de Covid-19 tuvo que interrumpir sus operaciones y permaneció amarrado en Rijeka, Croacia, cayendo casi en el olvido.
Sin embargo, una compañía nunca lo perdió de vista, a pesar de su edad: la noruega Vestland, que ya posee otros dos antiguos barcos postales de Hurtigruten —el Nordstjernen y el Ragnvald Jarl (ambos de 1956). El 1 de marzo, por encargo de Vestland Marine, la empresa liberiana “Maritime Nine Invest” se convirtió en la nueva propietaria del Serenissima. En junio, navegando vía Brest y atravesando el canal de Kiel, el ex Harald Jarl pasó bajo bandera de San Vicente y las Granadinas y llegó silenciosamente a Gdynia, en Polonia, el 23 de junio. Allí se está preparando para la temporada de verano en Svalbard y, según la naviera, las condiciones generales del barco requieren solo trabajos cosméticos.
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Pero, ¿por qué un tercer barco si Vestland ya posee el Nordstjernen y el Ragnvald Jarl? El Nordstjernen ha sido deshabilitado debido a sus botes salvavidas abiertos de los años cincuenta, que por razones de seguridad ya no pueden utilizarse en el Ártico noruego, pero que, por motivos de protección del patrimonio histórico, tampoco pueden ser sustituidos. El Ragnvald Jarl, en cambio, fue adquirido por Vestland a principios de marzo de 2020, poco antes del estallido de la pandemia de Covid-19. Desde entonces, su remodelación avanza a paso lento; actualmente se estima que los complejos trabajos de modernización, en curso en Gdansk, no se completarán antes de 2026.
Estando vinculada por contrato con Hurtigruten para proporcionar un barco en los populares viajes cortos a Svalbard, entró entonces en juego el Serenissima. El barco pertenecía anteriormente a la compañía Premier Cruises, con sede en Mariehamn, en las islas Åland, que a su vez mantenía relaciones comerciales con los propietarios rusos del crucero fluvial Volga Dream. Una venta directa del Serenissima a Noruega no era posible, debido a las sanciones contra Rusia tras la guerra en Ucrania. Por ello intervino una empresa intermediaria, con accionistas de Alemania, Chile y Noruega. No obstante, es Vestland Marine quien se encarga de la gestión técnica del barco y dispone de plena autonomía para futuros alquileres o cruceros operados por cuenta propia.
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Una cosa es segura: los costes de mantenimiento para un barco de época como este son elevados, por lo que debe ser aprovechado al máximo. Lo mismo ocurría con el Nordstjernen, que incluso en 2024 realizó cruceros por el Mar del Norte y el Báltico durante la temporada baja (todos con entradas agotadas) bajo la dirección de Vestland Classic Cruises —y lo mismo ocurrirá en el futuro con el Serenissima. El público objetivo es naturalmente el mismo para ambos barcos: amantes del encanto marítimo clásico, que pueden prescindir del lujo y no se dejan desanimar por escaleras empinadas, pasillos estrechos o tablones crujientes. Y que también aprecian el diálogo con sus compañeros de viaje —algo inevitable a bordo de un barco de menos de 100 metros de largo y con una capacidad de apenas 99 pasajeros.
Los interiores del Serenissima, renovados en 2002 y 2013, presentan un acogedor estilo rústico, muy alejado tanto de la simplicidad espartana de sus tiempos como barco postal como del lujo de los modernos cruceros de exploración. Sus 53 cabinas se concentran principalmente en las cubiertas 3 y 4, mientras que la cubierta superior (cubierta 5) alberga los espacios comunes: el Andrea Lounge en popa, el restaurante en el centro y el Harald Jarl Lounge en proa. Y eso es casi todo.
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El hecho de que Vestland Classic Cruises esté dando nueva vida a nada menos que tres antiguos barcos postales de Hurtigruten —el Nordstjernen, el Ragnvald Jarl y ahora también el Serenissima— puede considerarse un verdadero golpe de suerte. Los barcos de pasajeros de este tipo y edad han desaparecido casi por completo, y aún más raras son las compañías que cuentan con el dinero, la pasión y la paciencia para mantenerlos con vida. En Vestland no faltan ni la tripulación ni el conocimiento técnico: lo único que se necesita ahora es una agencia de viajes o un operador turístico que, a partir de 2025, se encargue de la promoción y venta de estos pequeños y encantadores barcos. Porque, según la compañía, los tres veteranos de Hurtigruten están “listos para nuevos desafíos” —y ¿de qué automóvil o avión de 60 años se puede decir lo mismo?
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